Rayito de luna
martes, 15 de noviembre de 2011
GRACIAS CUENTACUENTOS CARITO VILLARROEL
GRACIAS, MIL GRACIAS POR HACERNOS REVIVIR CON TU ENERGIA Y TU VITALIDAD LAS EXPERIENCIAS DE ANTAÑO.
He escuchado desde mi rincón, ese mismo, donde cada día me escondo para ver que es lo que hacen, hermosos cuentos y leyendas. Las traía una nueva amiga, la tía Carito Villarroel, quien según propia confesión, ama los libros tanto como a su bicicleta.
¿Por qué será? Será acaso porque con ambos se siente libre, con la bicicleta permite que el viento golpee su cara y escucha el susurrar de los grillos en el camino, con mis amigos los libros, es su imaginación la que vuela, allí, hasta donde el cuerpo no puede llegar.
Es allí, donde existe un mundo en el cual los niños se refugian para sobrevivir a las fealdades de la vida diaria, es producto de su propia fantasía, de su vitalidad, pero es también fruto de lo que queda de bueno en los adultos, que tienen el arduo deber de defender ese mundo encantado que es para los niños .
A ellos, al hablarles de cuentos, tal vez se les venga enseguida a la memoria la historia de “Peter Pan”, el muchacho que no quería crecer y vivía en el mundo de Nunca Jamás, porque para todos, aquel adulto que defiende el castillo de los cuentos de hadas a veces es definido como “infantil”. El mismo autor de la historia de Peter Pan, fue considerado una persona incapaz de crecer, de asumir responsabilidades de adulto justamente por su capacidad de saber jugar aun en la edad adulta.
El cuento desarrolla la creatividad, y crea una barrera en la cual el niño irá siempre a esconderse. Brujas Malvadas, Dragones, Monstruos y Madrastras, Orcos, Sirenas, Hadas y Duendes alados, por siglos han acompañado los sueños de los más chiquitos, y son todavía los personajes que custodian un patrimonio de recursos y promesas: los cuentos son un tesoro de valor inestimable, y representan un punto de referencia para la vida del niño y su relación con los adultos.
En las historias para llegar al final feliz hay que seguir un camino, a veces difícil, es necesario derrotar al dragón, engañar al lobo, escuchar los consejos del mago o usar la inteligencia. Estas desventuras que el niño afronta junto al protagonista son una invitación a la acción, a desenvolverse con habilidad y activamente en las dificultades. La sana fantasía ayuda a interactuar con la realidad y a aprovechar en el mejor modo los recursos que se tienen a disposición. Por esto, mas allá del patrimonio cultural que los cuentos y las fabulas representan, difundir el sentido de las historias de fantasía es un compromiso que debería ser sancionado en la “Carta de los derechos del niño”.
La fabula debe partir como una flecha lanzada con inextinguible energía, y dar la vuelta al mundo, atravesar países y ciudades. Cada niño, de cualquier nacionalidad, ya sea que tenga ojos almendrados o la piel oscura como el chocolate, cualquiera sea su religión, tiene el derecho de escuchar un cuento antes de irse a dormir, tiene derecho a vivir en la belleza, tiene derecho a ser un niño.
Esta es la preciosísima enseñanza, que muestra que en los cuentos está la clave de la lectura del vivir bien, y así como leer historias fantasiosas hace bien a los niños, así tal vez también el alma tibia de los adultos puede, de algún modo, despertarse gracias a aquellos personajes que, antes de la aparición de los videocasetes, los video juegos y los DVDs, todos nosotros habíamos imaginado. Desde Hänsel y Gretel hasta Caperucita Roja, de Cenicienta a Blancanieve y a la Bella Durmiente del Bosque, de los tres chanchitos al patito feo, cada personaje ha dejado una huella en la vida de todos nosotros, así como aquellos cuentos nuevos, como Niña bonita, Pomelo, las vacaciones de Roberta y muchos más.
Amigo, amiga, permite que mis amigos los libros entren en tu mundo y ellos te abrirán las ventanas y las puertas a mundo mucho más grande y lleno de aventuras, como lo es la aventura de crecer y de vivir.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Un cuentacuento en el Cra de Rayito Velásquez
Los niños aprenden a leer por el oído, ellos vienen de un país maravilloso y
las primeras palabras que reciben constituyen el otro alimento, caen donde
antes había caído la leche. (Federico Martín)
Por esto nosotros le damos tanta importancia a los cuentos y al medio de
transmisión. Los cuentos despiertan la curiosidad y la imaginación además de desarrollar la inteligencia. ¿Porqué no prestarles más atención?
Nuestro principal objetivo es utilizar el lenguaje oral y escrito como medio de expresión. Comprobando por medio de nuestros alumnos la motivación y la atención. Siendo después ellos los protagonistas y convirtiéndose en verdaderos cuenta-cuentos.
Hoy recibimos la visita de una cuenta cuentos. ¿Pero quien es ella?. Ella es una persona que ama los cuentos, los conoce al dedillo y los cuenta utilizando su cuerpo, alzándose, encogiéndose, estirándose, cambiando la voz, hablando bajito, alzándola para que todos pongamos atención, es decir, un cuentacuentos es un contador, cuentista o cuentero, es un narrador oral de cuentos e historias.
Imaginemos un mundo donde todos somos hadas, dragones, gallinas o pastoras, donde todos somos niños de todas las edades sedientos de libros, devorando cuentos, leyendas y fábulas.
El mundo del érase una vez, comienza cuando la historia comienza y de allí la imaginación que tiene alas, vuela, llevándonos a un mundo de colores, olores, ruidos y sabores distinto, que nos mantiene atentos los sentidos y el cuerpo completo para saltar, girar, alzar la mano y participar.
Ver a los niños asombrarse ante historias contadas de esa manera es una invitación a hacerlo más a menudo
jueves, 10 de noviembre de 2011
La fiesta de los animales o la fiesta en el bosque
CUENTO HILVANADOS
CON ESTAS MÁSCARA LOS PEQUEÑOS SE ACERCARON AL CRA Y CREARON UN HERMOSO CUENTO EN QUE LA AMISTAD ES LA GRAN VENCEDORA. VIVA POR ELLOS, DESDE NIÑOS VALORAN LA AMISTAD DE OTROS POR SOBRE LAS PELEAS Y LAS ENVIDIAS
El cuento creado por los niños es el siguiente
LA FIESTA EN EL BOSQUE
Había una vez un bosque muy grande, con árboles altos y verdes, flores, animales y muchas mariposas. Los animales decidieron hacer una fiesta. Estaban los cerdos y las cerditas, la cebra con sus rayas negras, más brillantes que nunca, un león que bostezaba, acostado apoyado en un árbol y el zorro vanidoso se miraba en el río.
El loro invitó a todos los que volaban y el caracol a todos los que se arrastraban y el búho con su voz, llamó a los demás. Se pusieron de acuerdo para traer para la fiesta. Unos trajeron los globos y serpentinas, otros las luces, las polillas trajeron la música, la jirafa trajo dos queques, la torta la trajo no sé quién y los dulces las abejas sacadas del polen de las flores. Terminaron de adornar y se fueron a bañar y cambiar ropa. En ese momento el zorro salió del escondite y probó todo lo que había, y antes que llegaran se llevó los queques y los pasteles. Al volver contentos los animales se encontraron con el desorden. Buscaron una pista y en un rincón, había una huella hecha con chocolate. Se miraron las patas y no era ninguna, buscaron, analizaron y analizaron. Al fin, lo descubrieron, era el zorro.
Fueron a su cueva y desde la entrada lo llamaron y le preguntaron porque lo había hecho.
- Es que nadie me quiere, nadie me invitó a la fiesta.
- Pero si todos están invitados, incluso tú, todos somos amigos. Ven vamos que tenemos que empezar la fiesta
Y todos se fueron, y bailaron y comieron hasta la madrugada y fue la mejor fiesta del bosque.
MORALEJA: La amistad es más importante que cualquier cosa
martes, 5 de octubre de 2010
La Gastronomia chilena
La gastronomía chilena es producto de la combinación de las culturas nativas y las costumbres españolas a lo largo de Chile, las materias primas de la tierra, junto al aporte de los pueblos indígenas, como lo fueron sus costumbres y hábitos gastronómicos. Ha tenido aportes menores de cocinas por parte de inmigrantes, como la alemana, italiana, pero en el siglo XX tuvo una importante y marcada influencia la reconocida cocina francesa. Estos elementos conforman lo que se conoce actualmente como la cocina criolla de Chile. Se destaca por su variado sabor y color; acompañada de bebidas alcohólicas como el vino y el pisco chileno.
Al llegar los conquistadores al mando de Pedro de Valdivia, entablaron las bases de la futura alimentación criolla; entre los productos que trajeron están el trigo, los cerdos, pollos, vacunos, y ovejas. Estos ingredientes base se mezclaron y así; dieron origen a los platos más típicos de Chile. Según los historiadores, el menú durante la Colonia era muy nutritivo. El primer plato lo llamaban "de residencia", el cual podía ser carne, ave o pescado. Después seguían con "el guiso abundante" hecho de preferencia con choclos y papas. Al principio de la colonia comenzó a ser muy conocido, las humitas, la chuchoca, el pilco y el locro. También en la colonia nace la afición a las algas marinas como el cochayuyo y el luche que se servían acompañados de huevos duros. El pan era de tres clases: tortilla de rescoldo, pan español con mucha grasa y miga, y el pan chileno, aplastado y "cascarudo". Al final se servía de postre, frutas, en especial chirimoyas, frutillas y lúcumas. El almuerzo y comida terminaban con un agua de hierba, que podía ser de paico para el empacho y los problemas intestinales. En el siglo XVII las monjas dieron un gran impulso a la cocina colonial chilena. De ahí sale casi la totalidad de la repostería de la cocina chilena.
En el mismo siglo, llegaron provenientes de México el pavo y el ganso. De Jamaica las sandías y los melones escritos. Pescados y mariscos adquirieron nombres y apellidos; el pejerrey de Aculeo, el tollo y la Langosta de Juan Fernández, los erizos de Papudo, entre otros. El chocolate y el mate eran las bebidas más populares.La cocina colonial chilena empezó a adquirir refinamiento a mediados del siglo XVIII, época de fiestas y saraos y las mesas comenzaron a adornarse con elegancia para el almuerzo y la cena. Los productos regionales dotaron a los cocineros criollos de apetitosas curiosidades. Combarbalá sus tortas. La Serena, el pavo mechado. Chanco, sus quesos y Chiloé su curanto.
La comida del pueblo era diferente a las que servían en las mesas aristocráticas. La primera estaba constituida de harina, charqui y porotos con sal y pimiento seco. En los días de fiesta el menú variaba. Carne asada al palo, guatitas, carbonada, cazuela, mote, pescado frito, chupe, empanadas y sopaipillas. Llegaron entonces al país, el té y el café que dejaron en segundo plano la costumbre de beber mate. Los vinos chilenos adquirieron fama y el pueblo chileno se aficionó a la chicha de uva.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
EVOLUCION DE LOS EMBLEMAS PATRIOS
LOS EMBLEMAS ACTUALES Y SU SIGNIFICADO
EL ESCUDO
La interpretación de la cromática debe remitirse a los antiguos símbolos heredados de la heráldica, del hermetismo europeo y de la tradición aborigen, lo cual revelan haber tenido conocimiento sus diseñadores. Así, el rojo es el fuego, y el azul el agua; es decir, espíritu y vida. La proximidad de ambos colores significan la conciliación de la polaridad espíritu - vida (inteligencia/naturaleza), presidido por el pentágono estrellado pitagórico como símbolo del hombre en estado de perfección, fruto de esa fecundación espiritual.
Este símbolo es válido tanto para la persona del gobernante como para la sociedad. Vale decir, el hombre chileno.
Pero el símbolo es doble. El diseñador homologó en la síntesis la polaridad espíritu/vida, con la integración de dos naciones que dieron origen a la sociedad chilena: el Chile colonial y la nación mapuche.
Para entender el simbolismo de los animales, debe observarse que ambos forman un par de opuestos, "elementales", el cual frente al par fuego y agua determinado por los colores, constituyen el par tierra y aire. Y esta es la razón de por qué no se escogió el puma como acompañante del huemul, lo que en referencia al lema ("Por la Razón o la Fuerza") habría constituido también un par de equivalentes. El huemul, representante de la tierra madre, benigna y mutricia, equivale a la razón. En condor, animal fatídico y carnicero, equivale a la fuerza.
Se ha dicho que las coronas que ostentan estos animales sobre sus brazos son "navales" y representarían las victorias que nuestra armada obtuvo y que fueron decisivas para hacer de Chile un país soberano. Sobre esta interpretación es preciso notar que sólo se refiere a la exterioridad del signo, pero no a su sentido más profundo.
La corona se relaciona con la cabeza, es decir, con lo más alto (tal es el significado de la palabra "sublime"). No se trata de una pieza de utilidad como un sombrero, sino de emblema. Su significado es "iluminación". Se notará también que al sobresalir de la cabeza, representa una "superación", lo que se explica como "luz recibida" de lo alto, que redime y transforma lo terreno.
Animales coronados significan siempre el supremo logro de lo simbolizado en ellos. En el caso de nuestro escudo de armas se trata de la redención o purificación de los elementos y de lo que cada uno de ellos representa en referencia la lema, con el cual están íntimamente relacionados. En el primer aspecto se trata de la patria "paradisíaca" a que se hará alusión posteriormente en el himno nacional; en el segundo aspecto, se trata de la superación de la razón en sabiduría y de la fuerza en guerra justa, o sabia aplicación de la ley en relación a los altos principios de esa misma sabiduría, y de la revelación bíblica base de la religión oficial de la República.
En una vista de conjunto, se notará que todo el emblema está compuesto en torno a la estrella como símbolo de la luz y del hombre arquetípico. En este sentido contiene también la sucesión de los números símbolos, desde la unidad primordial hasta el pentágono humano.
Ahora bien, la pluralidad de simbolismos de la estrella (aborigen, como lucero de la mañana; mariano, que toma la estrella como la "Stella María"; la luz que guía al viajero en la noche oceánica; el simbolismo de la iluminación y del hombre arquetípico), revela entre otras cosas, el carácter dinámico de la estrella. Esto ya se notó en el diseño de la bandera de la jura de la independencia en la tendencia giratoria de la Guñelve y de Arauco. Ahora bien, como símbolo de la iluminación, se integra perfectamente con el de astro matinal, en cuanto la sabiduría se prueba, entre otras cosas, en la inteligencia de los signos del devenir (cuyo carácter dialéctico expresa la estrella en evolución a través de la bóveda celeste).
Cómo símbolo hermético del hombre se integra perfectamente a las dos anteriores, por cuanto la iluminación es lo propio del hombre regido por la ley del cielo, simbolizada en la posición erguida de la estrella, que como se dijo, representa la jerarquía de las facultades. Esa posición, referencia directa al símbolo aborigen, por la supresión del asterisco, lo que en referencia a los significados anteriores, revela la esencia de lo humano como idéntica a sí misma a través del devenir, conservando esa posición como una expresión de la ley divina en el hombre.
La Bandera
Introducción
Según Diego Barros Arana, en el volumen II de su "Historia General", la inauguración oficial de la bandera actual fue el 18 de octubre de 1817. Esto no significa necesariamente que el pabellón tricolor anterior haya dejado de existir de inmediato. Un oficio enviado por Ignacio Zenteno al gobernador de Valparaíso fechado el 20 de septiembre de 1819, da cuenta de la falta de banderas:
"Al gobernador de Valparaíso.- Santiago 80 de septiembre de 1819.- Debiendo celebrarse el 28 del corriente el aniversario de la gloriosa revolución de Chile, ha de enarbolarse la bandera nacional en medio de la plaza, y como no existe aquí ninguna, ni género para construirla, me ordena el Exmo. Señor Director Supremo diga a U.S. (como tengo el honor de verificarlo) se sirva remitir sin pérdida de instantes a esta capital dos de las banderas mejores que haya en ese puerto, que deberán estar aquí para el 25, a fin de poderlas acomodar con tiempo en las astas, y sean devueltas el día después de la función. Dios guarde a U.S.- José Ignacio Zenteno".
La bandera de la junta no podía utilizarse en esa ocasión, porque es de seda y no ha sido hecha para ondear al viento y soportar las inclemencias del tiempo. Así, en Santiago y en los regimientos, a pesar de la oficialización del nuevo diseño, se debió seguir enarbolando el pabellón de la patria vieja.
Ahora bien, la bandera que se utilizó en la época no es igual a la actual e incluía un escudo, distinto en ambas caras.
Las diferencias que presenta el diseño de la bandera original con el de la actual, se refieren en primer lugar a las medidas. Esas medidas son la "proporción áurea" para la relación de los lados del rectángulo, y la misma proporción para la sección del lado superior por el límite del paño azul. Esta composición da por resultado una bandera más alargada.
La "proporción áurea" es una relación proporcional que resulta al dividir un trazo en dos partes desiguales, de manera que la relación que hay entre la sección menor y la mayor sea la misma que hay entre la mayor y el todo.
Ahora bien, esta proporción que rige la mayoría de los pabellones nacionales del mundo, proviene de la más remota antigüedad, y es parte de la sabiduría universal. El uso de estas proporciones da cuenta del deseo del hombre de vincular su quehacer con lo divino, lo trascendente, a través del uso de simbolismos.
Volviendo a la bandera, al usar este método se consigue el rectángulo más armónico que pueda realizarse, pues gatilla inconscientemente el reconocimiento de la proporción que es ley en las formas vivas.
En este mismo orden de ideas se puede deducir que el uso de esta proporción en la bandera responde a la intención de vincular a la patria con el orden divino a través de la ley universal del crecimiento armónico.
Extraoficialmente, fue Bernardo O'Higgins quien explicó el significado de la estrella. Consultado al respecto, declaró:
"Es la estrella de Arauco"
Aquella lacónica declaración fue desarrollada años más tarde en el decreto que fijó la composición actual de la bandera:
"La estrella de plata es el mismo que representa ese caro pabellón a cuya sombra se ha ceñido la patria de tantos y tan gloriosos laureles".
En el ejemplar que se conservaba hasta 1980 en el Museo Histórico Nacional, la estrella, mirada la bandera en sentido horizontal (como se acostumbra hoy) no aparece en posición erguida según el eje mediano del paño azul, sino con su punta superior ligeramente inclinada hacia la izquierda.
Además no tiene, respecto al paño donde se encuentra, la proporción que tiene actualmente. Su trazado está realzado con ocho pequeñas cuentas circulares y en su centro tiene bordado un asterisco de ocho brazos.
La construcción de esta extraña composición geométrica constituye uno de los grandes enigmas de nuestros emblemas patrios, pues plantea que el punto de partida de la construcción de la bandera no es el rectángulo, sino la estrella misma. De esta manera la estrella, una vez hecha y dado el diámetro de la circunferencia en que está inscrita, determina las diagonales y el rectángulo azul correspondiente. Enseguida, por el lado largo de este paño, y considerando la sección menor de una proporción áurea, se obtiene la sección mayor. Ésta corresponde al paño blanco, y da la longitud de "vuelo". Enseguida, considerando esa longitud de vuelo como la sección mayor de otra proporción áurea, se obtiene la longitud "vaina", es decir, el lado menor del rectángulo total. Así, toda la construcción es manejada, desde el rectángulo azul, por la estrella.
ab y bc están en sección áurea
ac y ec están en sección áurea
ef y de están en sección áurea
df y fg están sección áurea
La explicación de O'Higgins adquiere su real significado al saber que la estrella de arauco, que ostentaban los pendones de los batallones mapuches, que preside la cocación del chamán (machi), que determina ciertos hitos del ciclo anual, y que con múltiples variantes aparece en la cerámica ceremonial, es Guñelve: el "lucero", el planeta Venus, la más luminosa estrella del firmamento.
La intención de O'Higgins de identificar la estrella de la bandera con la guñelve se advierte en la presencia del asterisco de ocho brazos, que viene a ser una simplificación de la forma original que tenía el símbolo aborigen de la estrella de la mañana: una estrella octogonal o cruz foliada.
Cabe preguntarse por qué O'Higgins no utilizó directamente la estrella octogonal en lugar de la pentagonal. La respuesta surge del contexto de la simbología utilizada en los emblemas anteriores, en los que se advierte una síntesis del significado hermético (europeo) con el indigenista. Lo que le interesaba era asociar la estrella de la mañana con el pentágono pitagórico, para realizar simbólicamente en esa síntesis el encuentro de dos tradiciones.
Como Guñelve, la ubicación de la estrella en su campo azul no puede ser más significativa. Situada a centro del rectángulo, sobre los dos diagonales, que la cortan respectivamente como ejes de simetría, adquiere la extraña propiedad de proyectar dos de sus ejes sobre los lados superior e inferior respectivamente, cortándolos en sección áurea, quedando el otro eje como mediana horizontal del rectángulo.
Para que dicha propiedad geométrica se obtenga, la longitud del eje de la estrella debe ser la cuarta parte de la diagonal. Así resulta la composición geométrica, cuyas propiedades se indican en las igualdades que la explican.
Aparentemente, la posición de la estrella, cuando la bandera es mirada en posición vertical, estaría indicando que no tiene otra finalidad que hacerla aparecer en posición erguida conforme al eje de la verticalidad, porque así debía ser exhibida al pueblo congregado ante la bandera el día de la Jura de la Independencia. Pero dicha posición es más bien el resultado de la construcción geométrica que de un punto de partida puramente práctico.
Mirada en posición horizontal, la estrella aparece inclinada hacia la izquierda. Esto, en el lenguaje de las formas, la dinamiza en sentido de rotación y traslación. Así, el movimiento resultante es de Oriente a Occidente, lo que la asocia al lucero que se alza tras la cordillera anunciando el amanecer.
Observando cómo el eje que corta uno de los lados de la sección áurea, y que su prolongación corta también el lado opuesto en sección áurea, queda en evidencia que la división se produce en ambos lados en sentido inverso.
Dentro del mismo orden simbólico, esto significa la eterna mutación "dialéctica" de la estrella que en una época del año es lucero de la tarde, y en otra, lucero de la mañana. La sección áurea superior e inferior puede aludir a la duración máxima y mínima proporcional de la luz y obscuridad en el ciclo anual.
Como símbolo dialéctico, las dos fases fundamentales (posiciones) de Venus en el cielo se refieren a la permanente ondulación del devenir universal entre los polos de lo activo y lo pasivo, lo ascendente y lo descendente.
El pentágono es el símbolo del hombre: una cabeza, dos brazos y dos piernas. Pero el significado va más allá de la simple analogía anatómica. Ella sólo es una resultante de la génesis y simbolismos de los números, elementos geométricos y polígonos regulares:
* El número uno es el símbolo de la unicidad, lo inmanifestado, o de causa primera. Es representado por el punto.
* El dos (binario), símbolo de la dialéctica universal de los agentes creativos y receptivos, corresponde a la línea.
* El tres (ternario), número de la idea, según Platón, corresponde al mundo arquetípico, nacido de la conjunción de los dos agentes de la dialéctica. Es representado por el triángulo.
* El cuatro (cuaternario), número del mundo visible, es representado por el cuadrado. Es la materialización de la idea, la potencia hecha acción.
* El cinco (pentagrama) es el número del hombre. Es representado por el pentágono regular y por la estrella de cinco puntas (pentágono estrellado).
Este último simbolismo se entiende considerando el brazo superior como la unidad trascendente, es decir el espíritu, presidiendo el orden cuaternario visible (corporal, vital, psíquico e intelectual).
Esta estructura de la naturaleza humana revela la cualidad "mediadora" del hombre en la creación, por estar situado al centro de la dualidad "alto - bajo". Por eso la estrella pentagonal, como emblema humano, representa el hombre arquetípico, vale decir, en estado de perfección. Ese estado lo define la estrella como un orden jerárquico de sus facultades.
Ese orden jerárquico es proclamado en la bandera chilena como una imagen de lo que el hombre de esta nación (y todo hombre) debe ser.
Pero a propósito de la estrella en el campo azul, mirada la bandera en posición horizontal (cuando flamea), su inclinación en la dirección Este - Oeste no responde sólo a su relación con el lucero, como tampoco al estar vertical responde sólo a la posición en que debe estar al ser exhibida. Esto, porque debemos agregar la especial naturaleza del triángulo rectángulo que resulta al trazar la diagonal sobre la que aparece situada la estrella como sobre un eje de simetría. Este triángulo es el llamado"triángulo sagrado egipcio". Está constituido por la serie numérica 3 - 4 - 5; es decir, tres unidades para el cateto menor, cuatro para el cateto mayor, y cinco para la hipotenusa, de lo que resulta una versión única del teorema de Pitágoras que, siendo válido para todo triángulo rectángulo, se cumple aquí en una serie continua de números que en sí constituyen símbolos de realidades superiores. Así, la serie viene a representar una conjunción de las tres instancias de la creación por las que el mundo arquetípico (3) se proyecta en el mundo visible (4) en el que es engendrado el hombre (5) por el espíritu.
Otra relación interesante es la que existe entre la proporción áurea y el pentágono, ya que la primera es, por así decirlo, la constante proporcional del cuerpo humano, mientras que el segundo se construye sobre la sección áurea de un trazo. De esta manera, la vinculación del hombre con su símbolo geométrico es doble. En un sentido profundo se da el simbolismo de la unidad espiritual frente al cuaternario material. La analogía anatómica se refiere a la construcción misma del símbolo en base a la proporción áurea.